Allí enseñó a los niños sus cuadros, explicándoles todos los detalles y atendiendo con mucho cariño a sus preguntas y dudas.
Antes de ir a ver a Pedro Cano a Blanca, los niños hicieron un retrato del pintor. Los juntamos todos, elaboramos un librito y se lo regalaron.
A Pedro le encantó y le hizo mucha ilusión recibirlo de sus propias manos. La verdad es que no me extraña, porque el libro quedó precioso con los retratos tan bonitos de los niños.
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